Toda mi vida he tenido un único propósito: cambiar el mundo. Me demoró 30 años llegar a este momento donde aparece una tecnología capaz de lograrlo. Siempre me resistí a creer que estaba solo o que era el único que soñaba con marcar una diferencia. Yo entendía que los seres humanos éramos básicamente iguales, con algunos preceptos que nos condicionan, ya que nuestros cerebros trabajan de la misma manera, con algunas pequeñas modificaciones que hacen a la experiencia y las decisiones, pero en los aspectos más significativos compartimos el mismo escenario.
Queremos ser importantes.
Queremos que alguien nos quiera.
Queremos que nuestra vida tenga un propósito.
Por eso siempre me resistí a creer que estaba solo, sabía que había otros como yo que querían esto mismo y hoy tenemos la oportunidad de lograrlo.